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Perspectiva temporal

junio 30, 2009

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Es un día como cualquier otro en el que te despiertas, y sin razón aparente las cosas parecen diferentes; Cuando realizas mirando el pasado el camino que te ha trazado la vida, por el cual has andado de forma inconsciente; Cuando ese día cualquiera te ofrece otro punto de vista,  otro paradigma.

Es en un día como esos donde te sientes completamente inspirado, buscando un cambio en tu vida.

Por ejemplo, te preguntas cuando fue el último día que viste un amanecer estirado en la orilla del mar, o que sentirás al estar de viaje por primera vez con alguien nuevo.

En ese día cualquiera, la perspectiva temporal de tu vida te empuja a intentar revivir aquellas experiencias que simplemente te hicieron sentir feliz, así como a buscar otras que siempre has deseado conocer; pues por muchos años que hayas disfrutado y padecido de la vida, siempre habrá una mañana que te recuerde la inmensidad de lo que te depara el futuro.

Días ilusorios

abril 5, 2008

En algún momento tienes días ilusorios, donde no distingues lo soñado de lo real. A veces, en esos días, deseas soñar lo vivido y vivir lo soñado: te convences que sería más intenso, más perfecto, más adecuado.

Mas la vida te muestra constantemente la muerte de los sueños, con la suficiente ironía para dejarte entrever las escasas ilusiones que sí se cumplen. Hoy habrá muerto algún sueño, mas mañana habrá nacido otro, que se suma a la lista de aquellos que pugnan en discordia para formar parte de lo tangible.

Habiendo vivido lo vivido, extraño es que nunca renuncies a la esperanza de lo soñado.

Horas perdidas

marzo 30, 2008

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No somos más que el producto de nuestras horas perdidas.

Podremos pensar que no es así, que somos algo mas, que nuestros tropiezos nos aportan algo; sin embargo, no siempre es solo eso. Cada experiencia que hemos fallado, de la cual nos a dolido la perdida, la derrota, la culpa; en cada una de ellas intentamos verlo de forma que nos vaya construyendo. Poco a poco el conjunto de nuestros fracasos nos lleva hacia algo que nos llena, nos completa, nos ayuda a estar mejor en la próxima, la “definitiva”… o así es como intentamos convencernos.

Y entonces sin quererlo nos convertimos en el producto de nuestras horas perdidas, irrecuperables esfuerzos reducidos a cenizas destinados a dejar abiertas las heridas. Tanto aquellas sentimentales como profesionales.

Un día, diras que ya no tienes horas perdidas, que el mundo te sonríe; Lástima que su humor sea tan variable, y que no sepamos agradecer esa sonrisa en su momento.