Gritando a susurros tu nombre.

Lo intentó con todo el esmero que estaba a su alcance; Pero por mucho ímpetu, conseguiste escapar de sus redes.

Nada mas posarte sobre ella, sacó sus mejores armas y trucos para evitar tu huida. Te lanzó las sabanas intentando atarte a ella, te sedujo con la suavidad de sus almohadas, te tentó con un amante compañero, con la calidez en medio de la noche, aspiró a deleitarte con el movimiento incesante de sus muelles al compás de tus gemidos; mas no logró alcanzar retenerte.

Conseguiste escapar con los primeros rayos del alba mientras ella dormía, presa de su propio cansancio por el desgaste de sus fuerzas al intentar encarcelarte a su lado, y devastada por la pasión. Desde entonces, la abatida cama me impide dormir, gritando a susurros tu nombre cada noche.