Bien sé mi destino,
Así como el río intuye su final,
Cuando comienza a retorcerse
En los sinuosos
Pero mortificantes meandros.
Comenzó su andadura briosa,
Arrastrando rocas a su paso,
Saltando por escabrosos riscos
Y ocupando hasta el más recóndito
De los fosos del abismo.
Bien sé mi destino…
Mi destino y el suyo.
La ropa bien planchada,
Las manos juntas…
Y la boca sellada.